martes, 16 de junio de 2009

Imágenes de Mansfield por Estela Fares



El texto incluido pertenece a fragmentos del poema de Katherine Mansfield:

FUEGO DEL INVIERNO

Invierno afuera, pero en el cuarto cortinado
sonrojada hasta la belleza por el fuego que flamea
aislada de la fealdad de la calle por postigos y persianas
una mujer está sentada – las manos rodeando las rodillas
inclinada hacia adelante... Sobre su pelo suelto
la luz del fuego teje una trama de oro brillante
quema su boca pálida con apasionados besos
envuelve su cuerpo cansado en caliente abrazo...
Apoyadas contra el guardafuego sus botas empapadas
humean, y colgadas de la cama de hierro
su chaqueta y su falda – su sombrero marchito y desastrado.
Pero ella es feliz. Acurrucada junto al fuego
todos los recuerdos del día gris y penumbroso
se reducen a nada, y ella olvida
que afuera en la calle la lluvia que cae
embarra la vereda hasta un grasoso pardo.
Que, en la mañana debe empezar de nuevo
y otra vez buscar lo que no vendrá –
No siente esa desesperación insana
que se filtra en sus huesos durante el día.
En sus grandes ojos – Cristo querido – la luz de los sueños
se demoró y brilló. Y ella, otra vez una niña,
vio imágenes en el fuego. Aquellos otros días
la casa amplia, los cuartos frescos dulcemente perfumados
los retratos en las paredes, y cuencos chinos
llenos de “pot pourri”. En su mecedora
el almohadón bordado con su nombre –
Vio otra vez su dormitorio, muy desnudo
la colcha azul trabajada con margaritas blancas y doradas
donde dormía, sin sueños...
... Abriendo la ventana, desde el jardín recién segado
el aroma fragante, fragante del pasto perfumado
las lilas lanzando al aire brillante
Sus penachos de púrpura. El saúco
sus capullos como manos pálidas entre las hojas
temblando y oscilando. Y, oh, el sol
que con su beso vuelve a darle calor y vida
así que es joven, y extiende los brazos...
La mujer, acurrucada junto al fuego, se mueve inquieta
suspira un poco, como una niña con sueño
mientras las rojas brasas se deshacen en gris...

De pronto, de la calle, una explosión de sonido,
un organillo, giró y chirrió & resolló
la voz ebria, el hipo bestial de Londres.

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